Shai Maestro, alumno aventajado (JazzMadrid 17)

Por Miguel Valenciano.
foto de Nikko Chicote

Shai Maestro aterrizó en Madrid para presentar su enérgico directo en JazzMadrid 2017, encabezando su propio trío. Unos días antes de su cita, el 5 de noviembre en el auditorio Fernando Fernán Gómez, había acompañado al espectacular baterista Mark Guiliana, con quien coincidió durante años en las diferentes formaciones lideradas por Avishai Cohen. Quizás el trío formado por estos tres virtuosos ha sido uno de los combos más espectaculares que ha conformado el contrabajista israelí hasta la fecha.

Cabe mencionar a Cohen como mentor de nuestro protagonista puesto que, desde que Shai entró a formar parte del grupo de Avishai, con tan sólo 19 años, ha pasado de alumno aventajado a Maestro en una progresión espectacular. Ahora, con tan sólo 30 años, dirige con solvencia ese trío que presentó en Madrid, junto al contrabajista Jorge Roeder y el baterista Ziv Ravitz. En su música encontramos esas raíces israelíes, con melodías y compases propios de la música tradicional sefardí, pero empapada de clasicismo por un lado, y de libertad jazzística por otro. Con esta premisa se plantó el grupo sobre el escenario, con entrañable simpatía y complicidad entre los músicos. Maestro advirtió desde el principio «no hemos traído lista de canciones, así que tocaremos e iremos viendo qué pasa».

Y así fue que, introducciones ambientales durante las que el batería, Ziv Ravitz, jugaba con el sonido a través de un sintetizador digital, generando curiosas capas armónicas, daban lugar al desarrollo de temas y largas improvisaciones. Ideas melódicas de aparente sencillez eran desarrolladas por el combo hasta sus últimas consecuencias, alcanzando altas cotas de intensidad que calentaban al público por momentos. Tanto es así que, en cierto momento,  Maestro supo embaucar a la audiencia en una progresión melódica y, mientras el público coreaba el motivo, los músicos volaban envueltos en ese bucle infinito.

foto de Nikko Chicote

Entre tema y tema, un breve debate de los protagonistas servía para decidir cuál sería la siguiente pieza, siendo la comunicación el eje de todo el espectáculo. Por momentos, el contrabajo de Roeder desempeñaba el papel melódico. En otras ocasiones se podía apreciar cómo, partiendo de la nada, los tres músicos intercambiaban ideas musicales y miradas que, sobre la marcha, desembocaban en alguno de los temas de los tres discos del solista. El show llegó a su aparente fin tras una hora de música frenética pero, ante el goce de la audiencia, hasta cuatro bises lo siguieron, completando un ejercicio de empatía que no dejó a nadie insatisfecho. Shai ya es maestro.

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