El Teatro Lara de Madrid es uno de esos lugares donde el tiempo es capaz de detenerse y donde todo parece encajar perfectamente, en cualquier versión y forma, tal y como demostró Club del Río el pasado miércoles 5 de febrero, con un nuevo formato, una composición de tres integrada por Esteban de Bergia, Álvaro Ayuso y Juan Serra. Un triángulo perfecto a pesar de estar abierto a un público entregado a la solemnidad y el respeto a cada acorde en la que fue la segunda noche de la presentación de su último disco ‘Canciones Inestimables’, estrenándose el día anterior en el mismo lugar. Un bis mecido por una corriente sin fin.
Texto: Paula Pérez Miranda

El escenario, que ya era casa, se dividió en dos en un segundo, como tocado por un conjuro, que con el gesto tan simple de sostener un micrófono antiguo en su centro, convocando a su alrededor al trío Club del Río, permitió generar una nueva sensación, sumando dosis de guarida y cercanía al asunto. Alrededor de este, la banda viajó a sus orígenes, a lo más puro, simple y sencillo. Con los instrumentos justos y la compañía necesaria cantaron Alma Cándida, Remedios, Erosión y Sistema junto a Las Nietas del Charli, manteniendo la llama de la noche encendida ante cualquier problema técnico o imprevisto, que los hubo como en la vida misma. Y hasta el público se encargó de combatirlos con gritos sinceros que entonaban un “¡nos gustáis mucho!”.
Además de Las Nietas del Charli, Juan Feo y Joshua Taylor; los artistas Martyn Lillyman y Álvaro Baños también pusieron su pizca de música, acústica y buena energía a la receta cósmica de aquella atmósfera inestimable, aunque si finita, con un cierre en el que el público estuvo más que prevenido gracias a las instrucciones de Esteban, en las que Club del Río también anunciaba una próxima firma de vinilos “nos negábamos a salir del escenario y volver a entrar, pero la ocasión lo merece. Ha sido un placer estar haciendo música aquí. Sentimos gratitud por poder hacer la música de esta manera, nos sentimos muy privilegiados, así que gracias por apoyarnos y estar ahí, seguiremos dando guerra. Os queremos”.
Montaña fue la banda sonora de despedida. De nuevo un alegato en el que esta banda deja claro que “la unión hace la fuerza” y permite la creación de noches tan mágicas como esta, que acabó con todas las butacas vacías y el público de pie, lleno de sentir.


