Pablo Suárez: “Keith Jarrett es lo más flamenco que he escuchado en el mundo del jazz”

Texto y entrevista: Rudy de Juana / Fotografías: Javier Suárez

Pablo Suárez ha dedicado prácticamente toda su vida al flamenco. Además lo ha hecho en todas sus vertientes, desde el baile al cante de la guitarra y la puesta en escena de grandes espectáculos. Requerido como compositor, intérprete y director musical en múltiples compañías, ahora ha decidido lanzarse al ruedo con “Orïgo” (Karonte distribuciones – 2020) , un disco en el que fusiona ese flamenco que le ha acompañado en casi toda su trayectoria vital, con un jazz en el que se inició tras escuchar el Concierto de Colonia de Keith Jarrett.

Los nueve temas que componen el disco, navegan por lo tanto entre dos aguas, como decía Paco de Lucía. En la cresta de la ola del jazz, un “Welcome” que recuerda a Marco Mezquida, en el que el flamenco se aprecia soterrado bajo capas de percusión y piano; en el otro extremo, la propia “Orïgo/Origen” un tema de raza y con el que Suárez vuelve a sus orígenes. Hace unos días tuvimos la oportunidad de charlar con Pablo, comodamente sentados en un coqueto rincón de La Pecera del Circulo de Bellas Artes de Madrid, y esto es lo que nos contó.

 

2020 ha sido un año complicado y 2021 en gran medida también lo está siendo. ¿Cómo lo has vivido tú desde el punto de vista artístico y personal?

Ha sido extraño. Como poco ha sido una sensación compleja en todos los sentidos. Piensa que además nosotros somos músicos de directo, lo cual lo ha empeorado. A nivel mundial tampoco podías ir a ningún sitio con lo cual todo ha sido más complicado. A nivel profesional ha sido prácticamente un cero. Hemos tenido muchísimas cancelaciones, prácticamente todas y lo peor de todo que incluso las que sobreviven, estás hasta el último momento sin saber.

No has tenido la oportunidad de hacer ningún bolo entonces este año…

Con “Orïgo” no. He hecho otras cosas, con otras formaciones pero con “Orïgo” no he podido hacer nada porque la presentación estaba planteada en espacios como el Café Berlín o el Café Central que estaban cerrados…y aunque se está intentando retomar esa programación, va a haber que esperar.

El hecho de no poder salir, no poder hacer bolos, ha obligado a los músicos a “tomárselo con calma” y tal vez les ha “permitido” pensar y hacer otro tipo de cosas para las que habitualmente no se tiene tiempo.

Sí, es verdad que hemos puesto en marcha otras cosas. Por ejemplo con la formación Camerata Flamenco Project, con la que llevo muchos años , hemos conseguido ponernos al día para poder impartir clases a través de Internet, ofrecer tutoriales on-line… Como estás en casa, aprovechas tu energía para poder hacer algo diferente. Estamos notando de hecho que hay interés, aunque es verdad que nos hemos puesto el listón bastante alto, y estamos generando video tutoriales que creo que tienen un nivel bastante elevado. Queremos hacer un pack de siete volúmenes que abarque los palos del flamenco a través de Camerata, que somos piano, violonchelo y vientos.  Esperamos poder acabarlo a lo largo de este año pero vamos poco a poco, porque es un terreno que no conocíamos y que aún estamos evaluando. Al final te mueves en un escenario de mucha prueba-error.

La pandemia ha impulsado todos este tipo de proyectos en Internet, claro…

Al final es la alternativa con la que tenemos que trabajar y es algo casi obligado. Tienes que estar en Internet, por mucho que yo no soy mucho de redes. En nuestra profesión ahora mismo, si no estás en las redes ya no tienes visibilidad. ¡Me he tenido que abrir Facebook!

¿Cómo te introduces en el mundo del flamenco?

Yo es algo que llevo de forma genética. Mis padres no es que fueran flamencos profesionales, pero es verdad que al nacer en el seno de una familia gitana, el flamenco siempre ha estado muy cerca porque formaba parte del lenguaje de la familia.  Cualquier evento, cualquier celebración, siempre acababa en una fiesta. Yo soy de Barcelona y me vine a Madrid en 1996. Y desde que llegué,  por mediación de mi primo Juan Antonio Suárez Cano (Canito), un guitarrista espectacular y muy diferente, fuimos entrando en ese ambiente. En esos años, la cosa en Madrid estaba muy bien con respecto al flamenco. Había mucho movimiento, muchas compañías emergentes…hasta prácticamente el año 2003 o 2004. Y tuve la suerte de estar en ese momento, aprender mucho y poder ponerlo en práctica….y eso es fundamental.

En ese contexto de flamenco, ¿cómo pasas a continuación a interesarte por el jazz?

Yo descubrí el jazz a través de Keith Jarrett. Me voló la cabeza. Sobre todo porque además la música que había compuesto, por mucho que fuera jazz, tenía ese punto flamenco. Es así como fui entrando poco a poco y descubriendo que ofrecía una cantidad de posibilidades que van más allá de cualquier otro estilo. A partir de ahí mi visión cambió mucho con respecto a todo. Sobre cómo afrontar el estudio del instrumento, de qué manera encontrarme yo…y con el jazz tenía una afinidad brutal en todos los sentidos. Y aunque no era algo que había estudiado antes, sí que tenía las bases de piano para ir avanzando de forma autodidacta, empapándome con todos los libros que me dejaban, con todo lo que me podía encontrar… construyendo un lenguaje propio.

Antes de grabar “Orïgo”, ¿habías participado en algún otro proyecto de jazz?

Bueno, con Camerata es cierto que el jazz es algo que está muy presente siempre. Más allá de eso, ha habido alguna colaboración, pero no un proyecto importante. Las veces que he tratado de entrar en un terreno absolutamente jazzero, me ha dado un poco de vértigo. Y antes de esto, los ensayos que he podido tener, me he sentido bastante fuera de la pecera.

¿Cómo te decides entonces a grabar un disco de flamenco jazz o de jazz flamenco?

Si le damos importancia al orden, sería fundamentalmente un disco de flamenco jazz.  Es flamenco, pero creo que tiene un color muy abierto y tiene mucho jazz, aunque no sea a nivel académico o de estructura clásica. Creo que es un jazz de mucha intuición, de mucha apertura y color…con mucha armonía. Para mí la armonía es una de las cosas principales, porque representa el trabajo que yo después me llevo al flamenco. A la hora de grabar el disco, creo que hay algo más allá de la música. Hay algo relacionado con la responsabilidad que tenemos cada uno en esta vida. Creo que si todos dejásemos parte de la experiencia que le ha tocado vivir para las generaciones venideras, le facilitaríamos mucho las cosas. Así que después de tantos años en la música y tras comprobar que no tenía nada auténticamente mío, ese pensamiento se iba afianzando cada vez más. Pensé que había llegado el momento de presentar algo como “Pablo Suárez” como tal. Por mucho que haya participado en muchos proyectos, en muchas compañías. Quería algo mío, dejar algo que permaneciese.

Y ahora que has cumplido con ese sueño, ¿Te ves lanzando más discos en solitario?

Me gustaría seguir, claro. Pero también te digo que necesito gozar de libertad en lo que hago. Y este disco lo he hecho como yo he querido, cuando he querido y de la forma que he querido. Yo me he marcado mi propia exigencia y la libertad que he querido tener para hacerlo.  Y llegará un segundo disco, pero no me planteo el cuándo, no es algo que me vaya a exigir porque tenga que hacerlo.

Te acompañan en este proyecto dos grandes: Pablo Martín Caminero y Shayan Fati, ¿Cómo ha sido la experiencia?

Ha sido una experiencia fantástica y estoy deseando poder tocar con ellos en directo, que es donde realmente vamos a disfrutar. Cuando tocas el piano tienes el handicap de que el instrumento te lo tienes que encontrar en el sitio, no te lo puedes llevar. Una de las primeras cosas que tuvimos hacer fue buscar un estudio en Madrid con un piano en condiciones. A Pablo le conocía porque yo ya había coincidido con él en contextos flamencos y desde hace muy poquito conozco a Shayan Fati que además no solo tiene acceso a un buen estudio, sino que es un gran ingeniero de sonido, así que lo tenía todo. Les tenía a ellos como músicos, como estudio, contaba además con una estructura para poder hacer los vídeos, no se puede pedir más.

Has hablado antes de Keith Jarrett como influencia a la hora de introducirte en el jazz, también en este Orïgo se escuchan ciertas influencias de Pedro Iturralde…

Totalmente. Pedro Iturralde ha sido uno de los grandes pioneros a la hora de coger esa línea, por no hablar de otros como Chano Domínguez pero realmente para mí, como curiosidad te diré que piano como el de Keith Jarrett en la escucha que yo hice en ese momento, tan flamenco como yo escuché ese concierto, no lo he escuchado nunca. Creo que el “Köln Concert” tiene unas frases que entienden el flamenco como nadie, por mucho que Jarrett no lo hiciera con ese sentido. Pero sus formas, sus dinámicas, e incluso las cadencias, están muy dentro de ese lenguaje. Es lo más flamenco que he escuchado dentro del jazz.

De todos los temas que componen el disco, “Welcome” el primero de todos es quizás el más “experimental”, donde el flamenco se deja más en un segundo plano; mientras que el último, “Origen” es precisamente una vuelta a tus raíces flamencas, donde no se escucha ninguna nota de jazz. En el medio es un ir y venir entre ambos mundos…pero también sumando otros estilos.

Es así. En “Welcome” yo te doy la bienvenida y te invito a que viajes conmigo durante 50 minutos. Yo tengo mi final en “La salida”, que es el tema número 8 y el track 9 es el homenaje que yo hago a mi familia, a todo lo que yo he vivido. Es una simbología. Yo expongo todo lo que yo soy, explico de dónde vengo. Por eso “Orïgo” explica muy bien lo que yo quiero contar.

Yo soy esto, pero a la vez, yo vengo de aquí. En el tema la que toca la guitarra es mi madre, el que canta es mi padre, todos mis primos son los que hacen los coros. Y en ese tema yo no estoy tocando el piano, yo estoy tocando las palmas. Este track viene de un disco, de mi primo  Juan Antonio Suárez Cano, que se grabó en 2008.  Es un tema que estuve estudiando cómo llevarlo al piano e introducirlo en el disco pero me di cuenta de que ya había contado lo que tenía que contar, y lo que tenía que hacer era incluir el tema tal cual.

 

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