El Festival Malvasía Medinaceli Jazz celebra este año su VI edición consolidándose como una de las citas más singulares del otoño musical en España.
Texto: Pedro Andrade
@pedroandracifu
Tres días de conciertos en el Palacio Ducal de Medinaceli (Soria), un enclave histórico que se convierte en epicentro de jazz, patrimonio y convivencia cultural. Con Italia como país invitado, nombres consagrados como Román Filiú y Moisés P. Sánchez, y nuevas voces como Paloma Cosano, el festival vuelve a apostar por la calidad, la diversidad estilística y la proyección de los jóvenes talentos con el estreno del I Concurso Junior Medinaceli Jazz.
Hablamos con Trinidad Jiménez, nueva directora artística del festival, que comparte con entusiasmo los retos, criterios y sueños que acompañan a esta edición.
Másjazz: Este año asumes la dirección artística del festival. ¿Qué significa para ti este reto?
Trinidad Jiménez: Acepté la dirección artística del festival de jazz con la ilusión y el compromiso de ayudar a la Fundación DEARTE. Me gustaría conseguir una línea estética con calidad y variedad. Es muy bonito pensar un cartel que abarque varias tendencias, que a mí me resulte atractivo y sobre todo que pueda resultar interesante para diferentes perfiles de aficionados al jazz. Yo estoy siempre al otro lado (como intérprete, con mis propios proyectos) y esto lo transito con curiosidad y respeto y con la idea de que prime sobre todo la buena música, las buenas propuestas.
Másjazz: ¿Qué criterios han guiado tu selección de artistas y propuestas para esta VI edición?
T.J.: He buscado ofrecer un abanico de posibilidades a quienes se acerquen a Medinaceli. Lo que une a todos los proyectos es la calidad y la originalidad en los formatos o los arreglos. La Fundación DEARTE realiza un esfuerzo titánico cada año para conseguir patrocinio; el festival empezó siendo muy modesto y ha crecido poco a poco. Por eso agradezco profundamente a todos los artistas que vienen, creen en el proyecto y dan lo mejor de sí. Tener tanto talento reunido en un lugar tan especial es un auténtico lujo.
Másjazz: El cartel combina nombres consolidados como Román Filiú o Moisés P. Sánchez con nuevas voces y formatos novedosos. ¿Cómo se consigue equilibrar tradición y vanguardia? Háblanos de los proyectos que conforman el cartel.
T.J.: Totalmente, el festival ofrece tres jornadas muy diferentes.
La del viernes, “nuevos horizontes”, es sin duda un espacio para los nuevos caminos que el jazz está desarrollando. David Sancho, sideman en grandes proyectos de diferentes artistas, muestra su propia voz compositiva en este nuevo álbum que viaja a quinteto entre el rock sinfónico, la música urbana de vanguardia y por supuesto el jazz… Opera23 es totalmente rompedor, se arriesga llevando a estéticas extremas su propuesta, que viaja entre el jazz contemporáneo y la electrónica (piano, sintetizadores, clarinete bajo y electrónica, contrabajo y electrónica).
El sábado, lo hemos denominado “tradición expandida”. Como dices, dos figuras ya consagradas: Moisés P. Sánchez hará un recital de piano, será una improvisación casi de un solo trazo, en el centro del patio del Palacio Ducal, con el público rodeándole, promete ser realmente único. Román Filiú nos traerá su Suite Oriental, inclasificable, una propuesta para cuarteto de cuerda y saxo alto. A su sonido jazzístico suma una tímbrica sorprendente y un recuerdo a las formas musicales de la Cuba oriental (son, trova…).
El domingo, para mí, la gran apuesta del festival: Paloma Cosano Big Band. El apoyo del festival quiere incentivar a la joven compositora sevillana. Es tremendamente difícil sacar proyectos propios adelante, más aún si es con un gran ensemble. Nos encontramos además ante un trabajo de arreglos y composición magnífico, elaborado, con chispa. Debe darse a conocer, deben premiarse estos riesgos. Hay mucho talento además en su plantilla de músicos. Una clausura a lo grande. Antes del concierto de la big band tocará el grupo ganador del Concurso Junior Medinaceli Jazz, una iniciativa que he propuesto para esta edición, haciendo hueco a los más jóvenes.
Másjazz: Italia es el país invitado este año. ¿Cómo surgió esta idea y qué aporta al diálogo artístico del festival?
T.J.: Lo de Italia surgió casi de forma natural porque conozco el trabajo del contrabajista y compositor Vincenzo Germano. Me gustaba su idea de improvisación y cómo juega con el espacio en su música. Pensar en una experiencia sonora envolvente en el Palacio Ducal me resultó muy interesante, en sus trabajos hay mucha reflexión en torno al sonido y cómo llega al que lo escucha. De ahí la invitación. También en charlas con él salían las diferencias entre las tendencias que hay en las diferentes ciudades. Parte de su álbum se concibió en Bolonia, traemos un pedazo de eso a Medinaceli.
Másjazz: El festival se desarrolla en el Palacio Ducal, un espacio histórico. ¿Cómo influye este escenario en la experiencia artística y en la programación?
T.J.: Es un espacio muy especial, con un aforo muy limitado, lo cual otorga un cariz único a la experiencia del concierto (del que toca y del que asiste como público). Las diferentes bandas y formatos darán colores diferentes, los aficionados que compren el abono al festival podrán comparar esa evolución del sonido. Es bellísimo ver cómo atardece en el patio del Palacio Ducal en las primeras sesiones, o vivir un concierto nocturno, con la piedra iluminada, en las segundas sesiones del viernes y el sábado.
Másjazz: Medinaceli es una villa pequeña y está un entorno rural. ¿Cuáles son los mayores retos a la hora de consolidar un festival de jazz en un lugar así?
T.J.: Crear público, y sobre todo consolidarlo, depende de muchos factores. Supongo que habrá que incentivar e implicar al público local y confiar en que los conciertos sean un reclamo para venir desde fuera.
El casco antiguo de Medinaceli, donde se ubica el Palacio Ducal, es muy bonito de visitar, las vistas desde la ciudadela son increíbles… Se come fenomenal… Yo he estado como música y como turista. En ambas ocasiones disfrutando mucho, la verdad.
El festival de jazz se consolida esta sexta edición como una ocasión de vivir una programación excelente con el plus del paisaje, el entorno, la gastronomía y sin duda el enclave histórico de los conciertos. El reclamo siempre es la música, pero también todo lo que envuelve a la experiencia de la misma.
Másjazz: La sostenibilidad económica y el apoyo institucional/empresarial son claves. ¿Cómo valoras el papel de Malvasía y otros apoyos que hacen posible esta cita?
T.J.: El presidente de la Fundación DEARTE y su equipo tienen como objetivo activar el interés y el patrocinio de la cultura como bienes esenciales de la localidad, del Palacio Ducal. Según cuentan, cada año es una hazaña conseguir financiación. Menos mal que yo me encargo solo de la programación artística (risas). Es importante poner en valor a los artistas y eso no se consigue solo con su caché, se tienen que dar buenas condiciones técnicas y muchos detalles de producción. Hay mucho esfuerzo detrás. Efectivamente, desde hace dos años la empresa soriana Malvasía es el principal apoyo económico del festival de jazz, sumado a otros colaboradores locales que ponen su granito de arena.
Másjazz: Este año nace el I Concurso Junior Medinaceli Jazz, dirigido a jóvenes músicos menores de 26 años. ¿Qué importancia tiene para ti abrir este espacio de visibilidad a las nuevas generaciones?
T.J.: El jazz se sustenta en varios apoyos clave. El público del jazz no es el más numeroso en relación a otras músicas… pero es férreo, es fiel. Igual pasa con los lugares donde tocar jazz, desde hace unos años, hemos sufrido la desaparición de muchas pequeñas salas de conciertos en nuestro país, las que quedan son pocas (pero resisten). El futuro está en apoyar e incentivar a las nuevas generaciones, que tengan espacios donde tocar en vivo, que se mezclen con sus referentes, que estén donde pasan las cosas. El concurso es un pequeño empujoncito que premia el talento, la originalidad, la proyección de artistas y grupos jóvenes. Hay muchos centros de música moderna y jazz en nuestro país y mucho talento emergente, desde aquí nuestra invitación a participar y venir a visitar el festival.
Másjazz: ¿Qué esperas descubrir en estos jóvenes talentos y cómo imaginas su papel en futuras ediciones del festival?
T.J.: 9. El jurado lo designará la Fundación DEARTE y ellos evaluarán atendiendo a las bases de la convocatoria. Un patrocinio en forma de beca o ayuda económica sería un gran impulso para estos grupos de jóvenes músicos. De cara al futuro sería excelente contar con instituciones o empresas colaboradoras que apoyaran esto.
En cuanto a la música y el futuro del jazz no me cabe ninguna duda de que va a ser excelente, en evolución constante. Ojalá ver desfilar por el Palacio Ducal a muchas formaciones que arriesguen, que propongan, que emocionen.
Másjazz: ¿Qué horizontes artísticos te gustaría abrir en las próximas ediciones del festival?
T.J.: Una amiga muy sabia me contaba que el secreto de cualquier festival es la sostenibilidad. Es lo que definirá su futuro. Yo espero que haya equilibrio entre la programación, la taquilla, el patrocinio venidero y la asiduidad del público.
Másjazz: El puente de octubre es la ocasión perfecta para que Medinaceli se llene de música y vida. ¿Qué mensaje lanzarías a quienes buscan una experiencia única de jazz, patrimonio y convivencia?
T.J.: Después de este rato charlando se entrevé qué va a ofrecer este festival: un fin de semana en un entorno inmejorable y con una programación variada y de una calidad indiscutible como reclamo. Hay que venir, dejarse sorprender, estar, abandonarse al disfrute de lo que el fin de semana promete. ¿Nos vemos en Medinaceli?