Tarcas, guitarrones y versos: el universo radical de Daniel Román

Daniel Román: “Estoy cada vez menos pendiente del resultado y más atento a la fidelidad con lo que debe sonar”

Texto: Pedro Andrade

@pedroandracifu

En esta conversación íntima y extensa con MásJazz, el músico, compositor, guitarrista y doctor en musicología Daniel Román —chileno afincado en Madrid— reflexiona sobre su vínculo con el folclore latinoamericano, su exploración de la sonoridad andina, la dimensión poética de su obra y la gestación de su proyecto más reciente: Bruegel Sound, una propuesta interdisciplinar que tensiona los límites del jazz, la música tradicional y las artes visuales, y que se presentó  dentro del marco del festival Jazzaldia de San Sebastián el pasado 26 de julio.

MásJazz: Quiero presentarte al público de MásJazz. Eres guitarrista, compositor, profesor y recientemente doctor en musicología. Pero además, un abanderado del folclore. ¿Qué importancia tiene ese elemento en tu producción musical?

Daniel Román: Es una pregunta recurrente: ¿es un jazzista que toca folclore o un folclorista que toca jazz? Yo lo pienso desde un concepto que no inventé yo: folclore de vanguardia. Lo tomé de un texto sobre la folclorista argentina Liliana Herrero. Me identifico con eso: el lenguaje del jazz como una forma de vanguardizar un lenguaje del folclore.

Me siento más cómodo desde el folclore, y no por una razón intelectual, sino afectiva. Mi madre fue cantante del Ballet Folclórico Nacional de Chile desde 1983. En casa se escuchaba zampoñas, quenas, y Germán Concha —pareja de mi madre— hacía arreglos folclóricos. Ese era mi entorno.

MásJazz: ¿Hablas de folclore chileno o de un folclore más amplio?

Daniel Román: El chileno, pero muy latinoamericanista. Lo que se conoce como la nueva canción chilena —con Violeta Parra, Víctor Jara, etc.— tomó elementos de la música venezolana, argentina, colombiana. En casa, por ejemplo, mi madre tocaba el cuatro venezolano. Así que sí, el folclore que me alimentó era amplio y político también, profundamente vinculado a la izquierda y a la contracultura, respecto a la dictadura de Pinochet.

MásJazz: Y el jazz, ¿cuándo aparece?

Daniel Román: Tarde. A los 19 años, en la Escuela Moderna de Música de Chile. Ahí me encontré con Coltrane y el jazz me atrapó. Pero en casa, cuando agarraba un instrumento, lo que salía era folclore.

MásJazz: ¿Qué lugar ocupa la experimentación sonora en tu trabajo?

Daniel Román: Fundamental. Me interesa la sonoridad por fuera del canon occidental. Las flautas andinas como la tarca o el siku tienen una textura muy distinta, un sonido rasgado que escapa del sistema temperado. Son portadoras de otra lógica de escucha. Eso me interesa más que replicar un solo jazzístico: qué sucede cuando una tarca entra en diálogo con un saxo.

MásJazz: ¿La electroacústica y la improvisación son caminos paralelos en tu propuesta?

Daniel Román: Totalmente. La improvisación es vital. El jazz me da esa herramienta para trabajar materiales “no ortodoxos”. Pero no me interesa organizar todo desde el 2-5-1. En Bruegel Sound, por ejemplo, uso tarcas y saxos creando una masa sonora repetitiva, hipnótica, casi como en el funk o el soul, pero desde otro lugar.

MásJazz: ¿Cómo surge Bruegel Sound? ¿Desde la música o desde el poemario Grisalla?

Daniel Román: Desde ambos. Llegué a Madrid con un libro en mente, inspirado en cuadros de Bruegel como La parábola de los ciegos. No quería hacer descripciones de obras, sino traducir experiencias sensoriales y afectivas en poemas. Luego decidí musicalizarlos, pero sin convertirlos en canciones. La poesía declamada, el guitarrón, la tarca, la pintura, todo eso convive en Bruegel Sound.

MásJazz: En este proyecto te rodeas de músicos como Román Filiu, Naíma Acuña, Álvaro del Valle… ¿Cómo trabajas con ellos?

Daniel Román: Son fundamentales. Yo cada vez escribo menos. Les planteo materiales rítmicos, escalas, ideas tímbricas, y les dejo espacio. ¿Qué le voy a decir yo a Naíma sobre la batería? Son cinco compositores en escena, cada uno con su mundo. El resultado siempre me sorprende. Ellos enriquecen lo que yo propongo, no al revés.

MásJazz: ¿Dónde imaginas que tu música puede habitar?

Daniel Román: No en bares ni clubs de jazz tradicionales. Mi propuesta no encaja ahí. Lo agradezco, pero no es el espacio. Prefiero museos, centros experimentales, lugares donde el público se sienta a escuchar. Bruegel Sound tiene densidad, capas, no es música para consumo inmediato.

MásJazz: ¿Hay una dimensión escénica en Bruegel Sound?

Daniel Román: Sí. Álvaro del Valle y Diego García me han ayudado en esa parte. Queremos incluir visuales generativas, incluso usar inteligencia artificial para activar imágenes desde palabras del poema en tiempo real. Es complejo, pero estamos trabajando en ello. La idea es que música, palabra e imagen sean una sola experiencia.

MásJazz: También eres poeta. ¿Cuáles son tus referentes?

Daniel Román: Muchos. Parra, Mistral, Neruda, Gonzalo Rojas… pero también Paul Celan, Szimborska, Osip Mandelstam, Lamborghini. Me formé en talleres con poetas como Nadia Prado. La poesía fue, como la música, una forma de respirar libertad en un entorno que muchas veces asfixia.

MásJazz: Todo esto parece atravesado por una filosofía de creación que huye de lo cómodo.

Daniel Román: Sí. Creo que crear es quitarse máscaras. No es sumar, sino restar miedos, bloqueos. Lo que diferencia a un compositor, un pintor, un poeta, es que se atrevió. Inventar mundos nuevos es eso: asumir el riesgo de no gustar. Y ser fiel a lo que uno cree que debe sonar, aunque no guste.

Nota: Esta transcripción recoge lo más representativo de la extensa entrevista; quienes deseen acceder a la conversación completa pueden ver el vídeo íntegro disponible en nuestras plataformas digitales.

 

Más info: https://www.romanrodaniel.com/

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