Entrevista con Albert Marquès y Gonzalo del Val: “Se trata de ser honestos”

Texto: Adrián Besada

@besagartha

Fotos cedidas por Albert Marquès

La intelectualización de la música ha sido un elemento de homogeneización de muchos patrones compositivos e improvisatorios. Cada vez es más difícil desarrollar un lenguaje propio que desborde personalidad y que se integre en un discurso musical que se salga de los derroteros hegemónicos. El pianista Albert Marquès y el baterista Gonzalo del Val celebran veinte años de jazz y amistad con un álbum que plantea, precisamente, demostrar que la improvisación todavía puede ser una excelente herramienta que ponga en valor un diálogo y un lenguaje construido y trabajado a lo largo de los años. La interacción y la conexión vital como motor de la expresión musical.

El álbum, titulado Efímero, pretende volcarse en el presente, en una realidad que se erige sobre un largo camino de aprendizaje y experiencias que hacen a cada uno de estos músicos ser lo que son. Hoy, este disco está disponible en todas las plataformas y se presentará al público el día 8 de noviembre en el Festival de Jazz de Barcelona. La música que contiene este trabajo parte de una sesión de improvisación que se llevó a cabo el 31 de julio de 2023 en Girona, que está acompañada por un espectacular trabajo gráfico que parte de la obra Brushtroke, de Mia Pearlman (www.miapearlman.com), tratada por el diseñador Hermes LeBleu.

Marquès y Del Val hablan con Más Jazz Magazine para desgranar en profundidad la motivación y filosofía que hay detrás de esta música, de sus veinte años de amistad y su forma de entender la improvisación y la música.

Veinte años de amistad celebrados con un álbum de música improvisada, ¿en términos musicales cómo se materializa esto?

Gonzalo del Val: Igual nos conocemos desde hace algún año más, ¿no, Albert?

Albert Marquès: Lo de los veinte años es por hacerlo más redondo…jaja

Gonzalo del Val: En su caso tenía dieciocho años y yo acababa de llegar a Barcelona. Desde el principio conectamos en muchos sentidos, no solo musicales, sino también respecto a inquietudes políticas y otras cosas. Hicimos muchos conciertos juntos y participamos en las grabaciones de nuestros proyectos. Siempre mantuvimos esa conexión, pero luego Albert se fue a París y a Nueva York; hace tiempo que veníamos pensando en reconectar, en hacer algo juntos de nuevo. La idea de hacer música con una libertad absoluta, como lo de este álbum, es la mejor forma de celebrar todo este tiempo.

Al tratarse de música improvisada, ¿qué tipo de conexión se pretende mostrar?

Albert Marquès: Hay una conexión intelectual entre nosotros que se manifiesta en el estudio de grabación. Cuando charlo con Gonzalo siempre aprendo cosas. Me molesta mucho cuando hablo con gente y estoy de acuerdo en todo, con Gonzalo siempre debatimos y hay algún desacuerdo. Hay mucha gente que no entiende que la democracia se trata de eso, y que es precisamente lo que nos revela libres. Estas inquietudes y debates crean conexiones muy especiales.

Gonzalo del Val: Sí, mucha gente cree que la conexión se trata de una sintonía, pero se trata de conectar en el discurso, de que exista un diálogo y de aprender.

Albert Marquès: Yo creo que el público de jazz se confunde a veces. El hecho de que un músico toque una música tan intelectual como el jazz no significa que sea un intelectual. No pasa nada, pero muchas veces se asume que por tocar tres acordes de pop eres idiota y por tocar muchos acordes con el piano estás leyendo a Freud todo el día, y es mentira.

Entonces, la espontaneidad y la intelectualización, en términos de reflexión son dos ejes de vuestra música, ¿también se refleja en los títulos de los cortes?

Albert Marquès: Hay muchos títulos que se ponen después de la escucha. Muchas veces son juegos de palabras, o términos que parten de los temas de nuestras conversaciones.

Gonzalo del Val: La sesión de grabación fue muy fácil, en el sentido de que llevábamos mucho tiempo sin tocar juntos y el resultado fue sorprendente. Conseguimos llegar a ciertos espacios y sitios musicales al mismo tiempo sin decirnos nada y a los dos nos sorprendió.

Albert Marquès: Sí, para mi fue muy sorprendente también porque nunca había hecho esto de llegar a un estudio con esa actitud de probar, de no saber nada de lo que vas a tocar. Llegamos con ninguna expectativa y fue infinitamente mejor de lo que pensaba. Podía haber salido mal, pero conseguimos ser nosotros mismos en todo momento. Personalmente, creo que es lo mejor que he hecho nunca a nivel de improvisación.

Sí, es cierto que para ser un disco improvisado es muy musical, algo poco habitual en la música improvisada, pero me surge la duda de cómo lo vais a llevar al directo.

Albert Marquès: Es una excelente pregunta. Todavía no lo sabemos.

Gonzalo del Val: Como dices, es algo que no sabemos, lo que sí que me gustaría es que tome el mismo sentido de libertad, comunicación, y de que se entienda la intención de este proyecto. Si funciona o no funciona ya lo veremos, pero seguiremos en la misma línea y, al final, se trata de ser honestos.

Albert Marquès: Hay un riesgo muy grande, es como tirarse a un precipicio. Pero de eso se trata un proyecto como este. Quizá te podemos responder mejor después del concierto, porque es una experiencia completamente nueva para mi. Lo que hago ahora con Keith Lamar es muy teatral, está muy estructurado, por eso hacer esto es algo que me apetece mucho y que me saca un poco de las dinámicas musicales que llevo en los últimos años.

El planteamiento y resultado es muy diferente al de los géneros prototípicos de la música improvisada, como el free jazz o la libre improvisación musical, que son géneros de culto que, conceptualmente, están muy definidos.

Gonzalo del Val: El disco está improvisado al cien por cien, pero, evidentemente, cuando un músico se expone a una situación como la nuestra, se pone en una situación similar a la de una conversación, de un diálogo. Esto quiere decir que nos reunimos para sacar todo nuestro background musical, en que somos honestos con lo que decimos musicalmente, con lo que nos gusta y en cómo entendemos la música. Ni Albert ni yo tenemos mucho background de free jazz o libre improvisación, por lo que no podemos fingirlo, tocamos lo que somos, en términos de estilo y de recursos.

Albert Marquès: Muchas gente asocia la improvisación con la atonalidad. La idea de que cuando improvisas es una especie de toque mágico o inspiración, que por eso vale siempre todo y es como muy abstracto, es mentira. La improvisación no deja de ser un lenguaje, entonces me voy a expresar mejor dentro del “idioma” que más conozco. De todas formas, no estamos haciendo nada nuevo para el jazz, Keith Jarret se pasó muchos años haciendo música improvisada y no tiene nada que ver con el free jazz o la atonalidad.

Gonzalo del Val: Sí, en la línea de lo que dice Albert, muchas veces se entiende que cuando existe improvisación libre no hay Groove, pero este disco tiene mucho Groove. Hay ciertas asociaciones sobre una determinada manera de tocar que no son del todo ciertas.

Me gustó mucho también el aparato gráfico que hay alrededor de la música, ¿cómo surgió?

Albert Marquès: Fue mi esposa. Ella trabajó directamente a partir de la música y luego Hermes LeBleu, que es un diseñador con el que estuve colaborando el último año hizo estos videos y demás. Todo está basado en una escultura de mi mujer que se llama Brushstroke, que actualmente está en China.

Gonzalo del Val: Cuando Albert me propuso esto me pareció muy buena idea. Creo que insistir en esta idea es lo más honesto, fue genial. Es un proceso completamente contemporáneo y en el que no hay ninguna idea preconcebida tampoco, hecho con completa libertad.

¿Hay un sello detrás de esto o es un proyecto autoproducido?

Gonzalo del Val: La cosa es que no planteamos la idea de “vamos a grabar un disco”. Hace años que habíamos hablado sobre hacer algo en esta línea y no lo materializamos hasta el verano pasado. No hubo ninguna presión para grabar ni con la mentalidad de un disco.

Albert Marquès:  Sí, incluso el orden del disco es el orden de la sesión, no cambiamos nada. Lo de hacer de esto un álbum fue a posteriori casi. Entonces sí, es un disco autoproducido. También porque mi filosofía respecto a esto es que si esperas a que llegue alguien a ayudarte nunca haces nada.

Gonzalo del Val: Desde que concebimos la idea sabíamos que era algo que se iba a quedar en familia, está basado en materializar un poco nuestra amistad en música.

Tenéis la presentación el 8 de noviembre en el Festival de Jazz de Barcelona, pero cada uno de vosotros vive en un sitio del mundo, ¿es un proyecto para largo o para ocasiones puntuales?

Albert Marquès: En este festival hacemos la presentación oficial; sin embargo, lo moveremos lo máximo posible para que llegue allí donde nos quieran tener, la idea es tocar lo máximo posible. Si no puede ser, no puede ser, pero lo intentaremos. De todas formas, el tipo de música es lo que importa menos, porque esto que te estoy hablando es la experiencia de la mayoría de músicos de jazz, que tienes que hacerlo todo tú solo. También porque hacerlo de forma independiente te da esa libertad de la que hablábamos, de ser tú mismo. Creo que es una improvisación generosa con el público y que puede conectar muy bien con la gente.

Gonzalo del Val: El que venga a alguno de estos conciertos tiene que sentarse, despreocuparse y desconectar, de eso se trata, de que el público escuche música sincera. En este sentido es muy importante lo de los veinte años. Este disco no lo podríamos haber grabado hace diez años, sino que es el producto de un proceso de madurez, de algo que podemos hacer ahora, porque musicalmente nos sentimos preparados para enfrentarnos a algo así, no teníamos la historia de vida que hay detrás. Eso es lo que va a recibir el público.

Albert Marquès: En este sentido es importante también la orquestación, la forma en la que lo concebimos. No es un trío de piano de jazz sin contrabajo, es una música concebida completamente para piano y batería, en el que los instrumentos muchas veces cambian su rol habitual. Es una formación poco habitual que hay que tomar en serio, sin prejuicios ni referencias previas.

Sí, cuando escuchaba el disco no eché de menos ningún instrumento, creo que está muy bien construido a partir de efectos y recursos que hacen que obvies el formato y pongas toda la atención en la música.

Gonzalo del Val: El reto musical era esto, la creación de un dúo sin pensar en suplir carencias de otros instrumentos o cosas por el estilo.

 

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