Texto: Adrián Besada
La actividad jazzística nacional se ha revitalizado en los últimos dos años. Los festivales han sabido ajustarse a las nuevas necesidades, los nuevos públicos y, en la mayoría de casos, continuar una estela tan necesaria como vibrante. Si bien son largamente conocidos los festivales históricos como Getxo, Donosti o Vitoria, son muchos los eventos que se han consolidado como auténticos bastiones de la escena jazzística, promoviendo este género desde unos criterios artísticos y de gestión que parecerían imposibles en otro contexto.
El Festival de Jazz de Palencia, dirigido por José Ángel Zapatero, es un excelente ejemplo de buen hacer, de interés y compromiso por el jazz y por la música, así como por su ciudad. Entre los días 9 y 23 de noviembre Palencia se sumerge en el jazz, con una actividad frenética planteada desde un enfoque multidisciplinar, creando una constelación de actividades que se adentran en museos, clubs, bibliotecas y teatros, además de colonizar las calles con música. Este año cuenta con figuras como Ariel Brínguez, Lakecia Benjamin, The Dee Dee Bridgewater, María Schneider junto a la Big Band de Clasijazz, y a Antonio Serrano junto con Carles Benavent, Tino Di Geraldo y Antonio Sánchez. Asimismo, como se ha apuntado más arriba, los asistentes pueden disfrutar de una programación completísima que, de forma transversal, incluye cine, recorridos por las calles de la ciudad, conciertos familiares, recitales, entre otras muchas cosas. Las entradas ya están a la venta en la web del festival.
Háblanos un poco de la historia del festival, quién tuvo la iniciativa y cómo valorarías su crecimiento?
Nació hace ya once años como una afición. Llevo muchos años yendo a festivales por todo España y antes, cuando estaban Caja España y Caja Duero en nuestra región, sí que había conciertos de jazz aquí, pero todo eso desapareció. Siempre había querido tener en mi ciudad un festival de jazz, y ese es el motivo de que empezásemos a funcionar y a articular un festival de jazz en Palencia.
Es un festival que está muy unido a la literatura gracias al concurso de relatos, ¿de dónde viene esa unión?
Pues creo que tiene mucho que ver. Hay toda una generación literaria norteamericana, la generación Beat, en la que todo el tema del jazz está presente, como tema y como recurso, pues aplicaban esas premisas de libertad e improvisación a la literatura. Además, hay muchos ejemplos de autores que eran muy aficionados al jazz que basan muchas de sus obras en esta música.
El concurso de relatos viene dado por esa inquietud de relacionar jazz y literatura, además de por mi oficio, que es el de editor, siempre pensé que la manera más fácil de realizar esta unión era hacer un concurso de cuentos en el que el argumento principal de estos cuentos fuese el jazz. Era una iniciativa que no existía y conseguí llevarla a cabo gracias a Óptica Ramos, cuyo dueño es muy aficionado al jazz. Recibimos relatos de todo el mundo hispano, y eso que solo admitimos originales en papel, cada año se presenta más gente. En cierto modo obligamos a que se venga a recoger el premio presencialmente y con el ganador hacemos un pequeño librito que regalamos en el festival. El primer premio es de 2.000 euros.
También es muy importante el apartado gráfico, este año tenéis un cartel dibujado por el ilustrador Miguel Navia, ¿de qué modo trabajáis con los artistas?
En este caso les doy bastante libertad. Cuando pido una ilustración a una artista sé cómo dibuja, conozco su estilo, y me gusta que dejar que sean lo más creativos posibles, aunque a veces limito en algún caso el hecho de que haya alguna cosa más presente. Poco más, ellos me presentan algún boceto y suele ir adelante porque realmente son ilustradores de garantía.
Tenemos una idea futura de realizar una exposición con todos los carteles, porque son obras gráficas que tienen muchísimo interés, al igual que los discos de vinilo, tienen esa parte creativa y original.
¿Hay jazz en Palencia?
Sí, hace años las cajas de ahorro tenían una especie de otoño cultural en el que traían algunos conciertos de jazz. Luego hay otra iniciativa que se hace en primavera que se llama Uno, Dos, Tres, Jazz!, que son tres conciertos en un teatro. Sí que hay una cierta afición, pero no había nada que se concibiera como festival, algo que durante unos días inunde las calles y los locales de jazz a través de un montón de actividades. Eso es lo que yo entiendo por un festival, no solamente hacer unos conciertos.
¿Cuáles son los mayores retos a la hora de dirigir un festival como este?
Hombre, uno de los hándicaps siempre es el presupuestario, que nos limita bastante. Tenemos que echarle bastante imaginación para sacarle el máximo partido a los recursos que tenemos. Yo creo que ese es el mayor problema. Luego, artistas sí que giran en las fechas en las que hacemos el festival; de hecho, han venido y vienen grandes nombres, incluso artistas que únicamente tocan en nuestro festival. Creo que hemos sabido administrar muy bien esas ayudas y recursos para sacar el máximo jugo a ese presupuesto que tenemos.
¿Cómo os organizáis para llevar a cabo el festival?
Yo soy un poco la cabeza visible, pero somos un equipo de gente y colaboradores. Hay muchísimas cosas que hacer; aparte de los conciertos principales tenemos algunas actividades como el Vermut Jazz, hacemos también una cena jazz a la que se puede apuntar todo el mundo que quiera, también el jazz en la calle, con bandas de Dixieland; por otro lado, hacemos un concierto en el museo de Palencia, que es un marco maravilloso, donde también leemos el relato ganador; hacemos jazz en la biblioteca, donde hacemos una exposición de libros y audiciones de discos, ya que esta cuenta con una gran discoteca de jazz. Hacemos también cine relacionado con el jazz y, este año, intentamos salir también a otros pueblos de la provincia para intentar llegar a más público. Por último, hacemos un concierto familiar-infantil para hacer cantera, enfocado a que vayan padres e hijos. Son muchos días y muchas actividades para que cualquiera pueda acercarse al jazz, sean cuales sean sus intereses.
Es importante decir también que lo intentamos hacer para todos los bolsillos, porque hay muchas actividades gratuitas, que cuestan poco dinero. También hacemos conciertos en clubs…
¿Cómo ves la cuestión de la renovación de público en el ámbito del jazz? ¿Crees que es un sector envejecido?
Sí que es verdad que la gente que viene a los conciertos no es gente especialmente joven. Lo que sí que es verdad es que esa gente se va renovando, siempre dentro de ese arco de edades. Lo que intentamos es que la incorporación de esa gente sea antes. Por eso mismo hacemos esos conciertos infantiles, o también traemos a artistas del ámbito urbano que están relacionados con el jazz, como Rafael Lechowski, que atrae a mucha gente joven o a gente. No es fácil y hay que buscar fórmulas para conseguir esto.
Sí que es verdad que siempre he tenido claro que el festival que quiero hacer quiero que sea amable, es decir, no traer nada marciano. Sé dónde estoy y quiero que la gente lo disfrute, aunque no sea un público especializado en jazz.
¿Crees que hay un cierto prejuicio sobre el jazz?
Sí, todo ese prejuicio viene por una falta de comprensión, creo que lo que se entiende es que son instrumentos que cada uno va por su lado, que no hay ninguna armonía, que es todo un dislate, unos ruidos que no casan entre ellos… creo que eso es una idea a veces estereotípica. Gracias al festival conseguimos que mucha gente se de cuenta de que hay muchos estilos, grupos y formas de jazz de primer nivel que no tiene nada que ver con eso.
¿Cuál crees que es el punto fuerte del evento?
Yo creo que son los conciertos principales. Pero tanto como esos conciertos principales yo creo en el potencial del formato que proponemos, de un festival envolvente en el que todas las actividades que se realizan conducen al jazz. Palencia es una ciudad pequeña, abarcable, por lo que en esos dieciocho días se respira jazz y todo el mundo sabe que hay este festival en la ciudad. También mucha gente que viene de fuera disfruta del festival, al final se trata de eso, de venir a Palencia, disfrutar de un buen concierto, comer un buen lechazo, visitar cualquier iglesia o lugar histórico, entre otras muchas cosas.
¿Hay alguna cosa que se nos haya quedado en el tintero?
Nada, que invitamos a toda la gente a que venga al Festival de Jazz de Palencia. Una de las cosas que cuidamos mucho es que los precios sean súper asequibles porque a mí lo que me interesa es que sea accesible y que sea un evento disfrutable y agradable.