Texto y fotos: Rosa María García Mira
Soy de Huelva, y, normalmente, lo que más ilusión me hace de volver a casa es o bien ir a la playa o bien comerme un plato de huevas de choco a la plancha. Sin embargo, últimamente he estado siguiendo a músicos locales que me hacen reflexionar acerca de mi desgraciada existencia en Madrid y querer volver a la tierra tartésica que parece que lo saca todo bien; no sólo la comida, la playa o lo amable que es la gente, sino también los músicos andaluces y en particular, los onubenses. Cada vez se hacen notar más y más y nos demuestran su versatilidad y originalidad en los escenarios. En concreto, hoy me gustaría traer a colación a Juan Pérez Aure.
El pasado miércoles 24 tuve la suerte de escuchar a este maravilloso pianista y compositor en el Chiringuito Nómada, en La Bota (Punta Umbría). De alguna manera, el olor a mar, la plasticidad del sitio y el pulpo a la brasa consiguieron capturar mi atención en una especie de embrujo nocturno. Los directos de verano de Nómada no tienen pérdida, así como el ciclo especial que ha preparado la asociación Onujazz. Y desde luego, la música que escuché no me defraudó.
El primer tema, «Respiro», que podemos escuchar en su canal de youtube a piano solo en una versión en directo aunque no oficial, fue interpretado tal y como promete el proyecto SOMA, en una fusión de flamenco con música electrónica. Aquí, con sintetizadores, Pérez Aure dibujó la emotiva melodía de esta canción con sus nuevos timbres, preludiando el ambiente sonoro del resto del concierto. ¿De dónde sale este interés por la música electrónica? Eso mismo le pregunté al compositor. “Mi padre aunque es gitano, siempre le ha gustado mucho Pink Floyd, Fran Zappa, y todo esto(…) También Jean Michel Jarre y Vangelis, son sonidos que yo tengo en mi oído desde pequeño, pero nunca le había prestado mucha atención. (…) Pero el punto de inflexión para mí fue cuando escuché la música de Aphex Twin, que es un genio irlandés que inicia lo que posteriormente se ha denominado con el término IDM (intelligent dance music)”. El pianista dedica tiempo a artistas como Flying Lotus, prestando especial atención a música electrónica “que no es para bailar solamente”.
“El mecanismo del corazón de la luna”, es un tema ya publicado en su nuevo disco. Empieza con un motivo flamenco y luego se queda con un sampler de palmas y se hace solos con un bajo sintetizado. “Los samples los veo como un instrumento más. La armonía y el ritmo me suelen llevar a lugares más lejanos. Los samplers son una capa más externa.” Así sentencia su búsqueda sonora Pérez Aure. “Los ojos de india”, un conocido tema suyo de trabajos anteriores, suscitó grandes aplausos y promovió unas improvisaciones colosales por parte del pianista, sobre samplers de palmas flamencas, de nuevo, y un bajo funk.
Continuó la velada con “Constelación taranta”, tema que también ha salido ya de su nuevo disco. Sobre un “lere lere”, el pianista improvisó con sintetizadores con sonidos lead clásicos y pads de cuerdas en loop con reminiscencias vintage. Estos son los sonidos y las mezclas que caracterizan su nuevo trabajo discográfico, que está aún por publicarse definitivamente. “Alquimia lo veo como una búsqueda de un sonido nuevo, un sonido flamenco gitano electrónico, con tintes de jazz y de rock y de otras muchas cosas de muchísimas influencias que yo tengo pero sin sonar a fusión, sonando a una identidad concreta. (…) Es la búsqueda de un sonido que está en mí y forma parte de mis influencias, de mis vivencias, y se materializa como una identidad.”
La siguiente pieza, “Fuegos internos”, presentaba una balada flamenca con sonidos de pads estelares y armonías flamencas en temo binario que avanza y se retuerce, se transforma en otra cosa rítmicamente compleja y que conforma una especie de quasi improvisación compositiva en el momento. El pianista, nos explicaba que “Yo soy un músico que necesita sorprenderse. Estoy componiendo y de repente hay algo que me sorprende, algo inesperado, (…) voy tirando de eso. A veces termino en situaciones que no me esperaba y cuando consigo eso, me siento muy bien. (…) Es como haber descubierto un oasis. En este disco me esfuerzo mucho en que sea así. Este planteamiento conlleva mucho tiempo y también mucha energía, porque no es ir por tu camino preestablecido, al que sabes que vas a llegar y que todo va a funcionar bien.” La sorpresa, la improvisación y la búsqueda constante entre tradición y modernidad conforman este proyecto de vanguardia sonora.
“Yo soy un amante de la música de Satie desde muy pequeño. Hice el Erasmus en París durante el superior por él, para especializarme en música francesa y para ir a los sitios donde él vivió.” Este artista inquieto con una formación abismal no podía dejar de sorprenderme. Empezó a dibujar la melodía de la pieza satieniana por excelencia, la “Gnosienne no. 1”, desarrollando una improvisación creativa en mezcla de jazz y de flamenco, con samplers de ayeos sobre la base armónica de Satie dejaba entrever el genio creativo del músico. “Es una música que tengo muy integrada y que la conozco bien, con la que es fácil improvisar. Sus armonías son a veces muy estáticas, a veces circulares, y es fácil (…) improvisar. Son escalas exóticas y puedes tirar por ahí”, explicó Aure.
“Pastora” continuó la velada en una canción dedicada a la Niña de los peines. En un arpegiador sobre pentatónicas, Pérez Aure volvió a improvisar sobre su composición con sintetizadores con solos creativos, recordando a videojuegos de los ochenta. “El tema Pastora es un tema inédito. Lo hico para SOMA y de momento no tiene cabida en el disco. El nombre real de la canción es «Dungeon/Satie/Pastora». Es un homenaje a esos tres elementos. Por un lado, es un homenaje a un estilo musical que se denomina Dungeon electronic o Dungeon Lofi, y es un estilo de música que surge en algunos videojuegos de mazmorras, con sintetizadores con algún sonido concreto cavernoso. Es un tema en el que yo exploré esa sonoridad. Luego me cuadró tocar encima de la Gymnopedie de Satie (…). Pastora, la niña de los peines, es una cantaora extraordinaria. Estaba componiendo este tema y escuché un tema suyo cantando por seguiriya y dije «Ostras, está en el mismo tono, pues lo voy a meter»”.
Al sonido de unas gotas de agua, en la oscuridad de la noche en la playa, comenzaba “Aguas de Gibraltar”. El uso de pentatónicas y el juego de timbres, de nuevo, fue interesante y divertido. Las canciones, parecía, se transformaban como si de un oficio se tratase. Aure explicaba que: “Hay un hilo conductor en cada uno de los temas de Alquimia, y es que temáticamente, en cada uno de los temas hay una transmutación. (…) Uno de los conceptos de la alquimia era la transmutación de los metales en oro, es decir, el refinamiento en algo más depurado, más elevado. En todos los temas ocurre eso; que lo que parecía ser una cosa se convierte de repente en otra. Son sorprendentes en cuanto al desarrollo de la temática. En todos los temas hay un cambio de estado.”
Si el oyente está preparado para sumergirse en este mundo vanguardista de transformaciones orgánicas con tintes de música electrónica IDM, videojuegos de 8 bits de dragones y mazmorras, flamenco, música clásica, bohemia, jazz y rock, estará encantado con el proyecto Soma de Juan Pérez Aure, y en concreto, con Alquimia. Y qué suerte tenemos de escucharlo a pie de playa, disfrutando gratis de su música. Qué magia tiene Andalucía a veces con toda la riqueza cultural que integra, que no para de crecer. Este músico formado en el conservatorio clásico, de familia flamenca, que ha estudiado en Berklee y que ha tocado por todo el mundo puede ofrecernos su pedazo de alma convertido en música. Y qué suerte tenemos de tenerlo cerca.