Madurez y ambición musical de Juan Sebastián

Juan Sebastián © Domenico Chiappe 01
Juan Sebastián © Domenico Chiappe

Durante las noches del 18 y 19 de enero, en el Café Central de Madrid, el pianista Juan Sebastián expuso su visión personal del jazz y señaló hacia el futuro con el tema Lamento.

Texto: Doménico Chiappe

Segunda noche de Juan Sebastián en el Café Central.

La prueba de sonido es también el ensayo para el núcleo de músicos: además del piano, el contrabajo de Reinier Elizarde y la batería de Michael Olivera.

El pianista da instrucciones para el 7×8 de uno de sus arreglos, resta un acorde que sorprende a Elizarde, lo prueban, gusta. Le parecía «hortera» el original, comenta Juan Sebastián, que organiza estas sesiones para celebrar sus 31 años.

Sacan las partituras, avanzan y hacen alguna corrección. Se conocen y la cuestión transcurre con facilidad.

Juan Sebastián lleva años tocando con Olivera, que ya participó en su disco Tribute de 2016.

Se les une la cantante Astrid Canales y repasan el «único tema peligroso», dice Juan Sebastián sobre Alegría de vivir.

Reparten los roles y deciden reforzar el dúo piano y voz. Los demás entrarán en la segunda vuelta «para que pasen cosas«, sugiere Olivera. Ajustan los tiempos. Canales dirige con su mano. «Empieza en do», elige entre dos acordes que ofrece el pianista.

En el local, con aforo completo ambas noches, se empiezan a llenar las mesas con las notas del ensayo todavía en el aire.

Ambos pases empezarán con el mismo tema, Lamento, «un dolor fuerte que no tiene solución hecho música», describe Juan Sebastián que lo compuso hace un par de años. En estas dos versiones, la primera para trío y la segunda para la trompeta de Enriquito y el violín de Mikaela Vásquez, se prolongan por más de diez minutos intensos en los que como lluvia torrencial Juan Sebastián atacará las teclas, más libre en la primera tanda.

«Bebo del flamenco, un dolor como sensación pura», prosigue. «Me dejo llevar y paso por muchas emociones. La improvisación es un lenguaje intrínseco y melodioso con los compañeros de discurso. Al tenerlos tan prodigiosos les dejo espacio».

Juan Sebastián © Domenico Chiappe 01

Acción y reacción

Juan Sebastián trabaja en un álbum que reunirá las composiciones de estos años.

Crea jazz con altas dosis de improvisación. Con los nuevos temas entró al estudio hace unos meses pero desechó este material. Su intención es volver a grabar en breve. «Con la edad distingo mejor lo que me gusta y lo que no. Hay un lenguaje en el que me siento cómodo. No puedo tocar cualquier cosa, aunque la vida laboral me acerque a diferentes estilos».

Su elección: la improvisación y el jazz con influencias clásicas de Ravel o Rachmaninov, «para tocar mi música«, dice.

La ejecución de Juan Sebastián, prodigiosa y personal, sonó con la fuerza de Monk o Brubeck cuando nada más le acompaña una base rítmica como la que hubo en el Central esa noche.

Aunque de momento esconde al público la mayoría de las canciones nuevas, ‘Lamento‘ podría servir de emblema de la madurez y ambición del pianista. Como referencia, recuerda a la ‘Tristeza‘ grabada por Óscar Peterson en trío en 1970.

Como Peterson, Juan Sebastián deja una firma en cada solo, reconocible. Sobre esa base compleja y bien imbricada se establece un diálogo que adquiere lógica en el efecto conversatorio de la acción y la reacción y una complicidad en las ideas.

De fiesta

En la celebración del cumpleaños hay, no obstante, un pozo de amargura. «No he llegado a nada«, afirma. «Ganarme la vida con mi música es un sueño que no he conseguido«. Mientras sigue el camino para lograr esta aspiración vital abre espacio a músicos cercanos y es generoso en el reparto de los compases y en la ejecución de temas «más contemporáneos» como las versiones. «Es una fiesta«, sentencia en el intermedio.

Esa noche lluviosa del 19 de enero, en el escenario Astrid Canales brindó su hermosa y versátil voz entre baladas y estándars. El jazz es una música de mirarse a los ojos para alargar los solos, virar la pieza o cambiar los pulsos del instrumento. Desde el piano de cola del Café Central Juan Sebastián sabe comunicar con ese silencioso lenguaje que es parte de la improvisación.

También muestra su admiración a Canales, «una persona que me inspira mucho en el escenario y fuera de él«, cuando ella se luce con un largo ‘scat singing’, esa técnica de articulación vocal de onomatopeyas que domina y que conduce hacia el neo-soul.

Durante más de dos horas los temas se irán entretejiendo con un sólido argumento. Juan Sebastián cierra con otro tema propio, ‘Canción a la libertad’, y un vertiginoso bis con ‘Las flores’.

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