Nat Shapiro y Nat Hentoff. Hear me talkin’ to ya

Hear Me talking to ya

Reseña publicada originalmente en el primer número de la revista Más Jazz en 1988

Por Javier de Cambra

430 páginas. Primera edición. Rinehart & Co. Inc. 1955. Sucesivas reimpresiones en Dover Publications, Nueva York

La historia del jazz contada por los hombres que lo hicieron es el explícito título de este clásico entre los clásicos del jazz.

Todos han tirado de él, de Joachim Berendt a Marshall Stearns o Arrigo Polillo, y sus manuales del jazz se alimentan de los testimonios recogidos por Shapiro y Hentoff, conocido este último no sólo por su contribución al jazz sino por las novelas policiacas por él firmadas. Y no es extraño; con este libro Hentoff y Shapiro entregaron una historia oral del jazz que viene a ser un equivalente, permitidme el ejemplo, del trabajo realizado por Ronald Fraser en torno a la guerra civil española (Recuérdalo tú y recuérdalo a otros). En ambos casos se va a una historia contada por sus protagonistas, por las que la vivieron, y es precisamente en esa pequeña historia donde encontramos la gran Historia.

Hear Me talking to ya

Magnetófono en mano, Shapiro y Hentoff recogieron testimonios inmediatos tanto como buscaron declaraciones y entrevistas en publicaciones de uno y otro lado del Atlántico.

Son 154 los músicos que dan voz a esta historia oral y, como advierten los autores en el prólogo, ‘los músicos de jazz son ciudadanos de una fuerte y original creatividad, con tradiciones de expresión fuertemente sentidas y de un modo de vida ciertamente rico en experiencias’. Así, Shapiro y Hentoff se reservan apenas tres páginas introductorias, dejando su libro para que sean los propios músicos quienes se expresen, quienes cuenten lo que ellos y tan solo ellos crearon.

Escúchame, hablándote a ti podría traducirse su título, y a lo largo de sus más de 400 páginas no dejamos de asistir a esa voz múltiple en primera persona. Desde los albores de Nueva Orleans a la escena de mediados de los años 50 (bop, west coast y dixieland revival), todo es información de primera mano. Desde el primer héroe del jazz, nunca grabado, Buddy Bolden, del que Albert Gleny nos cuenta que ‘estaba loco por el vino y las mujeres, y viceversa’, sin que ello rebata el testimonio de Bud Scott: ‘Cada domingo, Bolden iba a la iglesia y es ahí donde obtuvo su idea de la música de jazz’.

Damos con los testimonios de quienes conocieron a Louis Armstrong cuando aún vestía pantalón corto, y el libro sigue la aventura del jazz en su viaje de Nueva Orleans a Chicago y Nueva York, con especial atención a la sede de Kansas City y la luego llamada Escuela del Sudoeste. Y es la pianista Mary Lou Williams quien cuenta la legendaria jam session de 1934, con Coleman Hawkins, Chu Berry, Ben Webster y Lester Young, dando a este último como vencedor. Así hasta llegar a la eclosión del bop y las nuevas escuelas que siguen siendo el nervio central de esta música. Un libro, pues, sin intermediarios, del músico al lector, cuya traducción dignificaría la magra bibliografía acerca del jazz hoy disponible en castellano. Antes de conocer los esquemas de otros, bien vale escuchar la voz de los propios músicos.

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