Texto: Adrián Besada
Fotos: Eutropio Rodríguez
Pablo Sanmamed: Inquietude Migratoria (A Central Folque, 2024)
El contrabajista gallego Pablo Sanmamed acaba de publicar su nuevo álbum, Inquietude migratoria, con el sello A Central Folque, de Santiago de Compostela. Como es habitual en los trabajos con esta denominación de origen, se presenta un jazz cansado de los caminos trillados del jazz, es decir, se presenta algo nuevo.
Sanmamed introduce en su música la voz del oboe de Benxamín Otero, el piano de Iago Mourinho y la batería de Bruno Couceiro, un juego sonoro que remite a una extraña dualidad entre la melancolía y el frenesí. Se plantea lo bucólico a través de un groove insistente y pesado, recurriendo constantemente al efectismo y las texturas para abrir espacios entre los solos y las melodías. Resulta curioso cómo la batería y el piano —que por momentos recuerdan a los últimos trabajos del pianista Xan Campos— sostienen armónicamente un vaivén constante de ostinatos y líneas melódicas del contrabajo de Sanmamed. Por otro lado, con la entrada del oboe se acentúa lo compositivo, la creación sesuda y reflexiva, que se contrapone al espacio cíclico, conceptual y abierto en las partes intermedias.
Conceptualmente se sostiene sobre diferentes poemas de Susana S. Arins, que remiten a esa égloga que se le presupone a la narrativa musical propuesta. Los temas se pueden entender como una revisión vital, un compendio de momentos que transcurren sin una suerte de prelación cronológica, que aparecen en la memoria en forma de imágenes, sonidos y sensaciones: “Dezembro 99”, “Alvejar”, “Añada” o “Bem-Vinda á Adolescência”.
Bien podría parecer que esto que digo se limite a recursos y efectos literarios, sin embargo, Sanmamed lo deja bien claro incluyendo en la carpetilla del LP un libreto fotográfico de Eutropio Rodríguez, un magistral trabajo de conceptualización visual que termina por cohesionar esta obra en la que la palabra, la imagen y la música se sincronizan a la perfección.
Inquietude migratoria es un disco que sorprende, intriga y atrapa a partes iguales, y que da un respiro al “ortodoxismo” jazzístico, repensando sus formas y sonoridades, dejando patente que Galicia sigue al frente de la vanguardia del jazz nacional.
Por Adrián Besada