Texto y Fotos: Antonio Torres
Fecha: 18 a 21 de agosto de 2024
Lugar: Eirado do Costal (Cangas do Morrazo)
Después de mi paso por Vitoria y San Sebastián, y de vicisitudes varias, pude retomar mi ruta por el norte de España, que no tenía otro objetivo que el de alejarme de las temperaturas agobiantes del sur y descansar. Ya me habían avisado amigos de Vigo, y pido disculpas por mi flagrante ignorancia, de que en Cangas do Morrazo, destino final de mi viaje donde iba a recalar unos cuantos días, había un festival de jazz de mucha tradición.

El Festival de Cangas (Canjazz) tiene muchas cosas por las que vale la pena acercarse y apoyarlo. La primera, por la gente que lo trabaja y consigue que siga adelante, pues son ya veintisiete años. Que eso ocurra fuera de las grandes ciudades dice mucho y muy bueno de la gente implicada, pero también de las instituciones que sostienen las propuestas, pues esta apuesta cultural no es la única en Cangas. En segundo lugar, el programa, que lógicamente tiene que moverse en los límites de un presupuesto que suele ser limitado, pero que dice mucho de la visión y creatividad a la hora de programar de los impulsores del festival, que en esta etapa son dos músicos: el ya citado Iago Fernández y el pianista Xan Campos. Estos han apostado siempre por buscar espacios para la experimentación y propuestas con un punto de riesgo, además de hacer equilibrios para mantener la atención de un público diverso que acude fielmente cada día. Lo tercero, el espacio, en pleno casco histórico de Cangas -en el llamado Eirado do Costal-. Esta es una plaza que parece construida para este tipo de eventos, un lugar que mantiene una inclinación que permite una buena visibilidad del escenario desde cualquier punto y que está rodeada de edificios característicos del centro histórico de la ciudad. Por último, la cuarta cuestión -y probablemente más importante-, el público, que llenó la plaza los cuatro días del festival y que, a pesar de formar una audiencia diversa y heterogénea, acogió con entusiasmo esta iniciativa que, en cierto modo, hacen suya.
Cuatro días de conciertos en la plaza que tuvieron su continuidad en las jam sessions, que se celebraron en dos establecimientos de la ciudad. El primer día actuó en el escenario principal el grupo Raw Fish, un trío danés-italiano residente en Ámsterdam que habría comenzado como un dúo formado por el guitarrista danés Teis Semey y el bateria italiano Giovanni Lacovella, al que posteriormente se han unido la cantante y teclista Marta Arpini. En Cangas presentaron su último trabajo grabado en abril de este año con el nombre de Crudo, una música nada convencional en la que utilizan elementos del punk-rock e indie con espacios muy abiertos a la improvisación; una música llena de contrastes que combina sin complejos melodías amables con disonancias desafiantes. Una montaña rusa de sensaciones que no dejó indiferente al heterogéneo público que llenaba el concierto.

El tercer día, el CANJAZZ recibía a una cantante y su trío, la irlandesa de origen palestino Sara Dowling junto al pianista Albert Sanz, el contrabajista Dario Di Lecce y el batería Esteve Pi. El público y el festival no fueron ajenos al origen de la cantante, solidarizándose con su causa en diferentes momentos del concierto y con una bandera palestina presidiendo el escenario. Concierto lleno de emociones para una cantante que ganó el British Jazz Awards en el 2019 y que exhibe una excelente voz desgranando algunos standards y con algunas composiciones propias, siempre bien arropadas por el sólido soporte de los excelente músicos que la acompañaban.
Terminó el CANJAZZ 2024 en su cuarto día de conciertos con un programa que siempre guarda un espacio para la música más cercana, para el jazz que se hace en Galicia y que, en esta ocasión, cumple un doble objetivo: ser un proyecto innovador y que esté protagonizado por mujeres. Se trataba del último trabajo de la contrabajista Yudit Almeida, llamado Canto das Sereas, que desarrollaró junto a las voces de Joana Raquel y Teresinha Sarmento, la pianista Catarina Rodrigues y el batería Gonçalo Ribeiro. Música comprometida, un relato musical sobre la equidad, basada en un juego interesante de voces entrecruzadas.
No hay que olvidar las jam sessions, que, como ya se ha comentado, se celebraron en locales de mucho sabor, unos clásicos de Cangas, el CAMBIKA y el Chiringuito Massó. Los encargados de abrir estas fueron Los Guachos, Daniel Corral Modern Trío, Gloria Pavía Cuarteto y Abel Trigó Quartet.
Un año más, el CANJAZZ cumplió su misión de estar con un público que acude a esta cita año tras año, y ya son veintisiete ediciones -aunque con algún periodo de silencio entre el 1981 y el 2001 que esperemos no se repita-. Es una gozada comprobar que festivales de jazz que están lejos de los grandes circuitos se mantienen vivos y siguen trayendo música interesante -algunas propuestas que tampoco son fáciles de encontrar en los circuitos convencionales-. Después está Cangas, que por sí sola sería merecedora de una crónica de posibilidades infinitas. A mí me ha conquistado.
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