Andreu Domenèch: El Arte vivencial

Hirundo Rustica

Texto & entrevista: Juan Carlos Abelenda / Fotografías: Sibux Pérez

El saxofonista catalán Andreu Domenèch presenta su disco de debut como líder y compositor con Hirundo Rustica. Una propuesta vivencial y extremadamente personal donde ha plasmado su crecimiento desde dos puntos de vista,  que sin lugar a duda son dos partes de un mismo todo: la parte personal y la parte musical o profesional. Para ello Domenèch ha elaborado un álbum con temas originales basado en conceptos e ideas próximas a su realidad personal, existencial y familiar, lo que proporciona una fuente de musicalidad de gran calidad que los aficionados harán bien en escuchar atentamente, si puede ser en diversas audiciones, para poder extraer todo el caudal creativo que encierra. En la presente entrevista iremos descubriendo el proceso creativo de este proyecto y el contenido del mismo.

Hirundo Rustica supone tu disco de debut en la escena discográfica. ¿Cómo ha sido el proceso de elaboración y principalmente cuales han sido las ideas que han servido de base para la creación de esta propuesta?

Todo el proceso ha sido un crecimiento personal y profesional en el que he visto como se me iban solidificando conceptos.

A nivel personal, necesitaba dedicar el primer trabajo discográfico a la familia, los amigos y a toda la gente cercana que me cuida. Ellos son los que me han esculpido como persona, los que me han guiado y apoyado. Quería que ese cariño estuviera explícito en la música con la presencia de sus voces que recitan unos versos en el inicio de la mayoría de los temas del disco.

A nivel profesional vi que quería hacer un repertorio principalmente para cuarteto con piano. Tenia claro que quería grabar con Daniel Ferruz, Juan Pastor y Asier Olabarrieta. Además de amigos son unos músicos increíbles con los que compartí mis años de estudios en Barcelona. Nos hemos visto crecer y creo que esa perspectiva que te dan los años juntos le da mucha calidad y profundidad a la grabación.

Como compositor, la base para la creación de los temas siempre ha sido la melodía. Encontrar una que me gusta es el motor que me pone en marcha para crear el contexto perfecto para presentarla.

Desde que en el año 2018 finalizaste tus estudios en el Conservatori del Liceu, ¿cómo has visto el paso del tiempo en tu proyecto musical hasta nuestros días?

Lo he visto como algo positivo y necesario. Aterricé en el Jazz y la música improvisada en 2013. Aprendo lento y hay muchísimo que aprender. En 2018 con el título bajo el brazo no me sentía preparado para entrar en el estudio a grabar mis composiciones. Para ese entonces si que tenia ya bastante trabajo tocando con otras formaciones, pero no encontraba la energía ni el tiempo para tirar adelante mi proyecto. Ambos llegaron cuando me instalé en Graz, me quedé con algunas de las piezas que mas me gustaban de mis años en Barcelona y compuse los temas que le faltaban al disco.

Hirundo rustica

En el disco nos encontramos con temas originales con unos títulos realmente llamativos tratándose mayormente de especies animales y de plantas. ¿Cuál ha sido el motivo o la inspiración en usar tales referencias para dar título a tus composiciones?

Antes de empezar la carrera como músico estudié el grado de Biología en la Universidad de Barcelona. La naturaleza siempre me ha fascinado mucho y de algún modo, tengo la necesidad de conectar mi carrera musical con ella. De momento, la forma que he encontrado es usando nombres científicos de especies en los títulos para encarnar conceptos. En el disco encontramos “Hirundo rustica”, que es el nombre científico de la golondrina común, un animal que me conecta con la migración y el estar lejos de casa, el viaje. También encontramos otro pájaro, el “Vultur gryphus, una balada dedicada a una amiga que me contaba sus viajes por Sudamérica y sus encuentros con el cóndor de los Andes. O “Ruscus aculeatus”, que es el nombre de una planta, el rusco, en catalán el “galzeran”, nombre que tiene mi grupo de amigos de la facultad; la canción esta dedicada a la amistad y al perdón.

En relación con la anterior pregunta sería interesante saber cómo los títulos de los temas han influido en la música que se interpreta. ¿Se ha buscado algún tipo de sonoridad en concreto o algún color determinado para su ejecución y desarrollo?

Siempre he escogido el titulo después de haber compuesto la canción. Sólo la canción de “Myotis ruber” tiene una conexión más directa. El ritmo de la batería es una chacarera (La chacarera es un ritmo y danza tradicional de Argentina, principalmente de la Provincia de Santiago del Estero), y la especie que le da nombre es un murciélago que vive en Argentina. Se puede ver también la influencia en las dos canciones dedicadas a pájaros, “Hirundo rustica” y “Vultur gryphus”, ya que coinciden de algún modo con el animal. La primera es más ligera y bailable, mientras que la segunda es solemne y pesada.

Vultur gryphus

La música del disco está acompañada de voces, versos y fotos que complementan el mensaje del proyecto. Algunas de estas aportaciones proceden de miembros de tu propia familia, en particular de tu hermana. ¿Cómo ha repercutido todo ello en el devenir del proyecto?

Quería poner un mensaje hablado en los temas. A modo de introducción, y en algunos casos, como en el principio de “Ruscus aculeatus” o en la “Coda”, acompañar la voz con una melodía en el barítono. Varios poemas de mi hermana me resonaron muy bien con el color de los temas, y junto a unos versos de Màrius Torres y Miquel Martí i Pol confeccionaron la parte hablada del disco. Quería que las voces fueran de distintas personas, ya que los timbres o personajes que me imaginaba eran muy distintos para cada verso y tema. Como he comentado antes, el disco esta dedicado a la gente cercana y he tenido la suerte que han sido ellos los que han puesto su voz. Me emociono mucho cada vez que oigo a mis abuelos recitar en el inicio del segundo tema del disco.

La idea para la fotografía me la dio el álbum de David Mengual, “Deriva” (Satchmo Jazz Records, 2003). He compartido muchas experiencias con Sibux Pérez, un maestro de la fotografía analógica de mi pueblo, Martorell, y me atreví a proponerle este juego. Además fue el encargado de hacer la sesión de fotos de la grabación, de la que salió la foto de la portada de la edición física.

Los temas que componen el álbum pertenecen a diversos momentos temporales, ya sea de tu periodo como estudiante en  Barcelona o de tu estancia en la ciudad austriaca de Graz, de hecho, una de las piezas de esa etapa es la que pone título al disco. ¿Encuentras diferencias musicales en relación a ese espacio temporal en las composiciones? ¿Cómo percibes el trato y el devenir con el paso de los años de esas ideas que concebiste?

Hay temas que compuse hace mucho tiempo y que han ido evolucionando con el paso de los años y otros que compuse un mes antes de la grabación. Todos han llegado al mismo punto, aunque algunos han tenido mucho mas recorrido. A nivel musical creo que encajan muy bien, pero para mi han sido experiencias completamente distintas, debido a la práctica adquirida como compositor a lo largo de los años de estudiante en Barcelona. Añadir también, que aunque la melodía tiene mucho protagonismo en todos los temas, creo que en los más recientes es donde ya se puede oler un aire más folclórico. Ahora sigo también investigando por esta senda de la música tradicional.

Podemos decir entonces que estamos ante un proyecto vivencial y también personal  dirigido al aficionado que desee disfrutar de una paleta creativa amplia y versátil…

Completamente. Es un disco que yo egoístamente necesitaba hacer para transmitir mi cariño hacia la gente cercana. Está completamente dedicado a los cuidados, a la amistad y la familia. Espero que todo aquel que lo escuche conecte con alguna melodía que le lleve a su propio mundo, ya sea con la calma de “La masia” o el frenesí de “Osmosi”.

La masia

Me gustaría que nos hablaras de los músicos que te acompañan, Daniel Ferruz al piano, Juan Pastor en el contrabajo y Asier Olabarrieta a la batería ¿Cuáles fueron sus aportaciones al proyecto y cuáles fueron los motivos de su participación en el mismo?

A nivel individual, tener a Dani en el disco es muy importante para mí. Es un pianista excelente y hemos compartido mucha música junta durante los 4 años que fuimos compañeros de piso en Barcelona. Hemos tocado mucho a dúo. Hemos pasado toda clase de momentos y siempre nos hemos apoyado y tirado para adelante. Su sensibilidad encaja a la perfección con los temas y también a nivel de arreglos, siempre pide dejar muchas mas cosas abiertas cuando yo a veces tiendo a querer cerrar estructuras. Hay que decir que es de Zaragoza, así que mas me vale tener las cosas claras! Juan tiene un tempo, un sonido y una musicalidad increíbles, ejerce de bisagra entre Dani y Asier, que es una fuente infinita de ideas. Como improvisador me fascina, os invito a que escuchéis sus solos en “La masia” y “Osmosi”. Para terminar, Asier es uno de los bateristas mas versátiles que conozco. Además es un compositor increíble. Transmite mucha calma y control. Es sólido como una roca. Los tres forman una base rítmica que espero tener cerca durante mucho tiempo.

En “Ruscus aculeatus”  intervienen dos saxofonistas, César del Val al saxo soprano e Iñigo Peña al saxo tenor ¿Hay una búsqueda sonora particular en el uso de distintos tipos de saxos, incluyéndote a ti mismo que tocas un barítono?

“Ruscus aculeatus” es una canción de celebración y con una melodía muy folclórica. De todos los saxos, el que más se ha usado para este color es el soprano. En la melodía principal yo doblo a la octava con el barítono y el tenor hace una segunda voz que eleva la melodía. Quería conservar el color redondo y de viento madera que aporta una sección de tres saxos. César e Iñigo son también dos amigos con los que he coincidido en distintos proyectos y con los que me encanta tocar. Me encanta también como improvisan, los dos tienen un solo en el tema que os invito a escuchar.

Ruscus aruelatus

¿Cómo ves el desarrollo de este proyecto con esta “nueva realidad” que nos ha tocado vivir?

Lo veo incierto y muy difícil de gestionar a nivel emocional y profesional. Ahora mismo pero, tengo mucha energía para luchar por el proyecto. De momento pudimos presentar la música en el Jamboree de Barcelona, pero no sé cuantas ocasiones mas tendremos, espero que muchas. Pase lo que pase, tengo claro que el año que viene quiero grabar otro álbum con el cuarteto, se me quedaron canciones en el tintero y tengo algunas nuevas listas. Dependerá pero de como evolucione todo y del trabajo que tenga con otros proyectos.

¿Desde el momento de su concepción hasta la actualidad, cómo has visto la evolución de tu propuesta? crees que sigue teniendo margen de crecimiento musical y conceptual?

A medida que se sumaban nuevas canciones originales en el repertorio se iban perfilando el mensaje y el concepto musical. Creo que en el disco el oyente puede sentir que hay un hilo conductor y que incluso “Osmosi”, la más distinta de todas, es bienvenida y encajada dentro del puzzle general. El margen de crecimiento musical y conceptual es infinito. Tengo varias ideas en el tintero que quiero explorar.

¿Este proyecto se limita a un formato reducido de cuarteto o estimas que permite acoger  a  más músicos con la finalidad de ofrecer una paleta sonora más amplia?

Tengo en mente un proyecto de octeto con una sección completa de saxos, con doblajes a clarinetes y flautas, con la misma base rítmica. Quiero dedicar un álbum a la flora alpina con música acompañada de relatos inspirados en mitos y leyendas pirenaicas sobre estas flores solitarias en paisajes inhóspitos. No creo que sea mi siguiente álbum, pero tengo muchas ganas de que pase en un futuro no muy lejano.

En este enlace podrás escuchar y conseguir una copia del disco Andreu Domenèch Quartet «Hirundo Rustica»

¡Comparte tus comentarios!

Deja un comentario