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Isaac Pascual y la tenue madrugada

Texto: Juan Ramón Rodríguez / Fotografías: Raúl Pérez

Hubo una época, no tan vetusta, en la que la precariedad digital brindó multitud de posibilidades de consumo en formato físico. Hacer alusión de un maxi-sencillo como carta de presentación del artista constituye un anacrónico pero sensual ejercicio de nostalgia. Más aún si el género protagonista es el jazz. Varias razones lo explican. Por un lado, la preferencia por sonidos más orientados a la música popular contemporánea y marcado acento comercial. Por otro, su incompatibilidad con las características más puras, en términos relacionados con la propia composición. Concluye en una búsqueda entre accesibilidad y elegante distinción. Sin embargo, con el presente riesgo de devenir en fallida indeterminación.

Isaac Pascual, pianista malagueño, busca afianzar una más que prolífica escena sureña de la mano de Traselalba. Conforman el cuarteto Juan Perico Berrocal al saxo alto, Rafa Sibajas al contrabajo y Sergio Díaz a la batería. La propuesta, con tres únicas composiciones y escasos veinticinco minutos de recorrido, pretende estimular y abrir el apetito. No en vano, la personalidad transmitida es notable y con sensibilidad por las teclas más afables. El riesgo es inexistente en su envoltura introspectiva debido a que su lenguaje escapa de los caminos más inhóspitos. No obstante, consigue un resultado meritorio y el logro de establecer una apacible conversación entre instrumentos.

Los momentos notables del disco resaltan sin necesidad de macerar en demasía las escuchas. “Anástasis”, corte de inicio, toma influencia de los tempos más sugerentes del panorama sesentero, donde cierto coqueteo con el hard bop de McCoy Tyner se ve interrumpido por lances rítmicos de una mayor fusión. La experiencia mística no se excede en sus pretensiones y tal resurrección cuesta verse consumada. Si bien la batuta en vientos de Berrocal guía a buen puerto el esfuerzo con recuerdos de Frank Strozier.. el lirismo generalizado abarca hasta el punto de constatar una estructura sin complejidad alguna donde la duración no quiere parecer un problema.

“Monte de Guinardó” ahonda en estas impresiones con cierta exageración. El tópico es palmario. Se evoca un locus amoenus particular fruto de las experiencias vividas por Pascual en Cataluña. Bajo la apariencia de un medio tiempo sin más particularidades, retrae a esa imaginería presente en el leitmotiv de Traselalba, que no es otra que el canto a los últimos alientos, estertores de la noche, y a la venida del nuevo día. Efectivo pero previsible. La balada es ejecutada con soltura y con clara presencia del catálogo más clásico. En este caso, la proporción de durabilidad se ajusta sin dar oportunidad a hablar de falta o empacho de segundos.

“New day, new life” aporta el sabor del Herbie Hancock más modal. Asimismo, sorprende con toques de popurrí. Con un solo de Sibajas, la metafórica bienvenida a ese ansiado comienzo se ve concluida. Se aprovechan uno de los pocos arrebatos de ímpetu por parte de la banda y consigue el arqueo de cejas. Confirma, tras redobles de Díaz, un debut a medio camino de Pascual. La elección del sencillo como transporte de ideas deja que desear y, unido al carácter conceptual del trabajo, no sería extraña la opinión de pretenciosidad. A pesar de ello, debe reconocerse el sentimiento catárquico percibido. Hay ganas de más.

https://isaacpascualquartet.bandcamp.com/releases

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