The Bad Plus presenta nueva formación y nuevo álbum en Villanos del Jazz

Texto de Pedro Andrade / Fotografías de Fernando Lamas

Los inicios de The Bad Plus se remontan al año 2000, tiempo en el que Dave King (batería) y Reid Anderson (contrabajo), formaban banda, a trío acústico, con el pianista y también fundador, Ethan Iverson. Han pasado ya más de veinte años de actividad creativa para los de Minneapolis y llevan ya dieciséis discos en la mochila. Ahora, con notables cambios instrumentales en su formación original, vuelven con The Bad Plus (Edition Records, 2022), título homónimo del último trabajo de la banda, lanzado el pasado mes de septiembre.

Para los seguidores de The Bad Plus seguramente habrá sentimientos encontrados ante esta nueva imagen y nuevo sonido del grupo, ya algo de eso se pudo escuchar en los pasillos y en el patio de butacas del Teatro Pavón de Madrid, el pasado 6 de noviembre, previo al concierto que ofrecería la banda con motivo del ciclo de conciertos programados por Villanos del Jazz. No todos parecen asimilar, sin reticencias, el cambio drástico en la dirección compositiva e interpretativa del ahora cuarteto. Para la otra parte del “no todos”, entre los que me incluyo, la proyección musical del disco como su puesta en escena, resultan ser una muestra, arriesgada, sin duda, pero de una muy valiosa calidad compositiva y creativa, que, conserva, además, la esencia misma de la banda, es decir, su no pretensión de hacer lo que algunos denominan jazz puro y el afán de anteponer, sobre todo, su carácter innovador y experimental.

Tras la marcha del pianista Orrin Evans en plena pandemia, la batuta compositiva, que ya era muy tangible en discos anteriores, corresponde hoy, en exclusiva, a King y a Anderson que han convocado, esta vez, para dar forma a sus nuevas creaciones, a dos viejos conocidos suyos; el saxofonista Chris Speed y el guitarrista Ben Monder, que muchos reconocerán por estar incluido en los créditos del último disco de David Bowie Blackstar (Columbia Records 2016).

El concierto que ofrecieron en el Pavón tuvo como columna vertebral la presentación de los temas del nuevo álbum. Un orden y recorrido musical casi mimético a lo que proponen en el orden de temas de su disco. De hecho, el primer tema en sonar fue “Motivatios II” primer corte de la grabación, y el último “In the Brigth future” con un Bis previsto también al final de su trabajo, “The dandy”.

Durante el concierto pudimos escuchar a cuatro músicos en completa sincronía, a pesar de su reciente ensamblaje, hay que decir que este nuevo proyecto viene girando por Estados Unidos incluso antes de haber lanzado el disco; como por ejemplo en la serie de conciertos ofrecidos en el mítico Blue Note de New York allá por el mes de julio. El nuevo sonido de The Bad Plus juega con la cadencia melódica de un saxo tenor reflexivo, con repiques largos, rectos y poco dado a los típicos solos de escalas infinitas; con el sonido profundo, en muchos casos estridente e hiper reverberado, de la guitarra eléctrica de Monder; el toque característico de la batería de King que, en muchos momentos del concierto, se le veía levantarse de su asiento por la inercia de los golpes a los platos, los cortes de ritmo y las propuestas de redobles velocísimos con las baquetas, que en más de una ocasión se le escaparon de las manos; y, por último, a la profundidad en el acompañamiento de Anderson que hace de todas las composiciones un todo único y compacto marca de la casa Bad Plus.

Aunque el sonido de la banda vaya por nuevos derroteros, se sigue reconociendo una propuesta musical, que, aunque con algunas remodelaciones, sigue siendo una catedral. Esto tiene que ver más con la inteligencia conceptual y compositiva de su esqueleto interpretativo que con los ornamentos sonoros circunstanciales que la acompañan.

La propuesta sobrevuela géneros de música muy variopinta, desde el sonido más impro de “Sick Fire” al más minimalista y pop de “You won´t see me before i come” o “Stygian Pools”. Las inquietudes musicales de King y Anderson hacen de su nueva propuesta, que, como digo, asume riesgos, sin duda, un grito pro derechos a la libertad creativa, sin complejos, y que, según la opinión de este humilde redactor, precisamente por esto, la banda podrá gozar de buena salud por mucho tiempo más. Esperemos que así sea.

De momento los Bad Plus son cuatro, pero según las propias palabras de King, esta idea de banda podría ser entendida también como un “proyecto” en el que podrían participar otros músicos, sin ningún tipo de restricciones. Ya lo hicieron con Iverson, cuando grabaron con Joshua Redman, The Bad Plus Joshua Redman (Nonesuch 2015), o con el álbum de versiones For All I Care (EmArcy, 2009), en el que participaba la cantante Wendy Lewis. El desenlace de esta idea inicial está por verse.

El concierto del Pavón fue memorable, un momento para ver renacer a una banda por segunda vez en los últimos cuatro años, cada vez más libres, con nuevas ideas y, para finalizar, como diría el propio King, en una de sus últimas entrevistas: teniendo claro que “The Bad Plus es lo que The Bad Plus dice que es”. Nada más que añadir.

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