Ximo Tébar presenta A-Free-Kan Jazz Dance big Band.

Por Miguel Valenciano.

El guitarrista levantino Ximo Tébar continúa engrosando su discografía a ritmo de casi álbum por año. Tal frenesí creativo queda plenamente justificado con este A-Free-Kan Jazz Dance Big Band, «un canto la libertad y a la hermandad entre pueblos», en el que el reconocible gusto de Tébar es vórtice de un crisol de músicos: Nathaniel Townsley, Nacho Mañó, David Pastor, Vinx, Matthieu Saglio, Carlos Martín, Jose Luis Granell, Donald Edwards, Kwamy Mensah, Will Martz, entre muchos otros. La diversidad étnica, con importante presencia de músicos, africanos y de otras procedencias, es el catalizador de esta refrescante revisión de composiciones clásicas del jazz y de alguna pieza del propio Ximo, reunidas en CD y DVD.

¿De dónde surge la idea de reunir un elenco tan amplio de músicos para un trabajo como este?

Esta idea surgió hace diez años en el IVAM [Museo de Arte Moderno de Valencia] y se convirtió en la orquesta de jazz interétnico residente del museo durante varios años. Después de algún tiempo en pausa nos agrupamos de nuevo para celebrar el Día Internacional del Jazz 2019 en Alginet, y decidimos registrar el concierto en audio y video para plasmar todo el trabajo de años, en cuanto a arreglos y concepto musical y escénico. De ahí surgió la idea de editar un CD-DVD con este proyecto.

¿Cómo has definido la manera de aproximarte al repertorio con tantas herramientas musicales, tan diferentes, a la hora de integrarlas y arreglarlas? Cuál ha sido el criterio para la elección de temas, entre los que aparecen versiones de leyendas como Henry Mancini, Pat Metheny o Dizzy Gillespie?

El repertorio es una selección de maravillosas obras de grandes compositores. Una de las premisas fundamentales ha sido que los arreglos se adecuen al concepto artístico del proyecto, es decir, que tengan un tratamiento rítmico que posibilite crear e improvisar junto a las coreografías de danza, ya que como habrás visto, la big band cuenta con un poderoso ensemble de percusión africana y  bailarines que se integran totalmente en el lenguaje y las estructuras jazzísticas.

¿Nos puedes desvelar las otras premisas?

Claro! Siempre que abordo un proyecto lo trabajo y lo desarrollo con mucho mimo, teniendo en cuenta muchos detalles, para que el resultado final sea homogéneo y transmita mi sonido y mi forma de estructurar o armonizar. De hecho, algunos pasajes de orquestación y algunos voicings que he escrito no cumplen los cánones standards de la escritura para big band o secciones de viento. Esto me lo ha descubierto Jose Luis Granell, que ha colaborado especialmente en la producción del disco, haciéndose cargo de la revisión de los arreglos para que estén correctamente escritos. Jose Luis me ha corregido algunas partes, pero otras, que según él deberían estar escritas o distribuidas de otra forma, después de probar la forma “correcta” me he inclinado por la forma “incorrecta” porque, en mi opinión, se conseguía la sonoridad o la conducción indicada para ese momento.

¿Qué influencia ejerce la música africana en tu propia música? ¿Qué elementos de la misma consideras distintivos, más allá del papel la percusión?

Sobre todo el ritmo. De hecho, yo considero que el jazz, por encima de todo, es puro ritmo. Normalmente se identifican y se catalogan como “rítmicos” los instrumentos de percusión y, en realidad, el ritmo corresponde a cualquier instrumento. Para que una música suene bien, o camine, como se suele decir, se tiene que respetar la clave rítmica interna. Cualquier estilo de música tiene su clave rítmica, y si los músicos que la interpretan son capaces de identificar y respetar la clave rítmica, entonces funcionará y sonará bien.

Alguno de los cortes del disco fueron grabados en directo, en las actuaciones del pasado 64º Festival de Albacete y del Día Internacional del Jazz de Alginet, con la Africa Jazz Dance Big Band. ¿Qué rescatas de aquellos conciertos en directo? ¿Cómo se transforma toda esta música en vivo para que, pesa a su complejidad infraestructural, conserve la frescura y la energía sin perder la homogeneidad?

Es un trabajo muy laborioso, ya que hay que conseguir que el sonido general del disco sea homogéneo entre los temas grabados en directo y los temas grabados en estudio. Para eso he tenido la suerte de poder contar en la producción con colaboradores que son maestros en sus respectivas especialidades, como Jose Luis Granell que, como he comentado antes, ha revisado todos los arreglos para que estén correctamente escritos, o Nacho Mañó, que es un reconocido productor, y Jorge Pérez, el ingeniero de sonido que ha realizado las capturas de sonido, las mezclas y el mastering.

He podido leer en el libreto del disco la cantidad de músicos que han participado en la grabación. ¿Cómo has conseguido reunir a tantos músicos de diferentes generaciones mezclando a jóvenes solistas como Víctor Jiménez, Ferrán Verdú o Will Martz con jazzistas consolidados como David Pastor, Vinx, Carlos Martín, Nathaniel Townsley, Kwamy Mensah, Roque Martínez?

El colectivo de músicos de jazz somos una familia. Todos los músicos, técnicos y colaboradores que han participado, que son más de cuarenta, se han volcado en el proyecto aportando lo mejor de cada uno para llevarlo a cabo, por lo cual les estoy muy agradecido. Justamente esa es otra de las premisas del proyecto; dar espacio a músicos jóvenes, reduciendo mi visibilidad como solista. Hay dos temas en el disco que ni siquiera toco la guitarra, me centro más en la dirección y en el acompañamiento, que es una de las tareas más importantes del engranaje de un grupo, y una de las que más me estimulan. Un músico debe dominar el lenguaje del acompañamiento y ser capaz de ser creativo y disfrutarlo.

José Pruñonosa, en las extensas notas del libreto dice “y es que Ximo Tebar tiene la capacidad de hacer sonar fácil lo dificil” ¿Qué quiere decir con eso?

¡Cierto! Eso lo dice en referencia al arreglo en forma de pseudo-bulería del quinto corte del disco que es “Con Alma” de Gillespie. Sin ánimo de extenderme se trata de un arreglo que tiene una forma rítmica, digamos, rebuscada, o amalgamada, que mezcla compases de tres por cuatro en forma de bulería flamenca, con compases en cinco por cuatro y cuatro por cuatro, de ahí el término pseudo-buleria. En definitiva, lo que trato siempre de plasmar en mi forma de hacer música es que la sonoridad global sea fluida y musicalmente digerible. Creo que esa versión es un buen ejemplo. Es un arreglo difícil de tocar para los músicos, pero fácil de escuchar y entendible para el público. Esa es mi consigna a la hora de “complicar” la música. Lo complicado o rebuscado no necesariamente tiene que ser raro o incantable.

¿Quizás, a eso se refiere Pruñonosa afirmando que es la pieza más virtuosa del disco?

Supongo que sí. El virtuosismo es una expresión que habitualmente se utiliza para destacar la rapidez o gran velocidad de un músico. Para mí, el virtuosismo abarca muchos más conceptos, como el silencio y la sutileza. Dos grandes pianistas, tan diferentes como Thelonious Monk u Oscar Peterson, son buenos ejemplos de lo que para mi significa el virtuosismo.

Tu actividad de los últimos años nos ha regalado, de manera casi consecutiva, una colección de discos que ahora se pueden conseguir en un paquete que incluye material extra, videos, etc. ¿Qué leit motiv conduce tus últimos años de creación?

Mi leit motiv viene dado a las circunstancias y la difícil situación actual de la música en nuestro país. Esa circunstancia me ha dado la oportunidad de poder dedicar más tiempo a la composición y a la escritura de arreglos, y también de llevar a cabo proyectos que tenía en el tintero como este disco de big band.

En relación a esto último, ¿cómo encuentras el panorama cultural y musical actual de este país para poder dar luz y visibilidad a tantas producciones, en un contexto con sobrecarga de información? ¿Afecta todo ese trabajo extramusical a la tarea principal de componer, tocar y grabar?

El panorama cultural y musical de este país está fatal. Los circuitos estables han desaparecido, no existen programas serios ni efectivos de internacionalización, y las condiciones laborales suelen ser precarias. A parte de este panorama, está la realidad global que en los últimos años tanto ha cambiado respecto al modelo del negocio de la música, de distribución, de hábitos, etc.

Hoy en día, para dar luz y visibilidad a las producciones y los proyectos, en mi opinión, te tienes que reinventar, tanto a nivel musical como a nivel de presentación del proyecto. Por eso hemos decidido editar este disco incluyendo un DVD con videos y contenidos adicionales, que solo se pueden adquirir si lo compras en formato físico, como las partituras de los arreglos de big band, un iBook, o compilaciones de anteriores discos, para darle un valor añadido al producto. La verdad es que, de momento, está teniendo buena respuesta.

¿Algún deseo para 2020?

Suelo ponerme retos difíciles, y en la mayoría de las ocasiones, a lo largo de mi vida, los he conseguido llevar a cabo. Para 2020 me he propuesto el reto de conseguir armar una gira con la A-Free-Kan Jazz Dance Big Band, y aunque soy consciente de que es prácticamente imposible conseguirlo, lo voy a intentar, así que desde esta plataforma que me brindáis la revista Más Jazz, aprovecho para felicitaros y agradeceros la cobertura de difusión que ofrecéis a todas y todos los músicos de jazz españoles y, también, para solicitar a todos los programadores y promotores de festivales que cuenten con nuestra super jazz dance big band interactiva para sus próximas ediciones.

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